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Com es parla de la societat terapèutica en articles acadèmics


En la sociedad que estamos viviendo parece que cada vez recibimos una serie de estímulos que nos crean y producen tensiones emocionales. Estos pueden proceder del estrés del trabajo, conflictos familiares, noticias (guerras, desastres naturales, hambre, tortura, etc.), reveses económicos, pérdidas de personas queridas, enfermedades, etc. Ante estas tensiones puede adoptarse las siguientes consecuencias: irritabilidad, falta de equilibrio emocional, problemas de relación, ansiedad, estrés, depresión. Todo esto nos está exigiendo una educación y desarrollo socio-afectivo-emocional preventiva.

Trianes, M.V. y García Correa, A., Educación socio-afectiva y prevención de conflictos interpersonales en los centros escolares, Rev. Interuniversitaria de Formación de Profesorado, 44, Ago.'02, pp. 175-189.

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1 comentari:

david ha dit...

Desde luego, el párrafo no tiene desperdicio. Nuestro entorno nos provoca “tensiones emocionales” y como tales debemos “prevenirlas” con un desarrollo socio-afectivo-emocional (“siempre al servicio de objetivos morales y prosociales”, se nos dice más abajo en el artículo: es decir, un desarrollo que adquiere todos los tintes de “neutralidad” o “naturalidad democrática”). Tensiones emocionales que provienen del estrés laboral, de la familia, de los “reveses económicos” (no es que la cosa ande mal, es que tenemos reveses...), de pérdida de personas queridas (o sea, próximas, propias de nuestro ámbito privado, con lo cual, el radio de afectación a causa de la Muerte queda limitado), de enfermedades y de... ¡noticias! Esto sí que es bueno: no nos causa “tensión emocional” el estado del mundo, sino el hecho de que nos escupan (malas) noticias a todas horas acerca de “guerras, desastres naturales, hambre, tortura, etc.” Etcétera: lista de anuncios efímeros acerca de realidades lejanas que pueden provocar una disrupción en la conducción normal de mi vida y que se suman a esos otros “reveses” efectivamente disruptores antes mencionados. Puesto que parece que todo esto se traduce (sólo) en “conflictos socioemocionales” –que se nos podrían “enquistar”, advierte el artículo más adelante–, los ya educaditos siempre (¿o solamente?) podemos acudir a soluciones privadas, terapéuticas. Aunque para "ese" sentido común, en efecto, lo mejor es ejercer la prevención con los pequeños educandos y futuros ciudadanos: ¡toda una exigencia! Y si las cosas andan mal, siempre podemos acusar de todos los males al cuerpo docente (“es que los educan mal; y ya que sale el tema: tantas vacaciones no pueden ser buenas...”).