[fragments] (La teva) vida precària

A los teóricos sociales les gusta repetir que la sociedad actual es completamente reflexiva: no hay naturaleza ni tradición que proporciones una base firme en la que se pueda descansar; hasta nuestros impulsos más profundos (la orientación sexual) se viven cada vez como algo que se elige… Sin embargo, la principal traba de la sociedad de riesgo reside en la brecha entre saber y decisión: nadie “sabe en verdad “ qué hacer, la situación es por completo indecidible, pero de todos modos hay que decidir. El problema, entonces, no es el de la elección compulsiva (tengo libertad de elección con la condición de que tomo la decisión correcta) sino lo opuesto: la elección es libre, y por ese motivo, se la experimenta como más frustrante… (La libertad es) la libertad angustiante de alguien que se ve constantemente impelido a tomar decisiones sin tener conciencia de sus consecuencias.

S. Zizek: Filosofía política. Francia violenta, la sociedad de riesgo. Página 12. nov, 2005


«Lo más característico de la vida moderna no era su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido.»

George Orwell, 1984.


«Dejar pasar los días y las semanas, devanando un presente sin futuro, era lo instintivo.»

George Orwell, 1984.



La ley, en su igualdad majestuosa, prohíbe tanto a los ricos como a los pobres que duerman bajo puentes, que pidan limosna en las calles, y que roben pan.

Anatole FRANCE (1844-1924).


Alguien, usted o yo, se adelanta y dice: quisiera aprender a vivir por fin. Por fin, pero ¿por qué? Aprender a vivir. Extraña máxima. ¿Quién aprenderá? ¿De quién? Aprender [y enseñar] a vivir, pero ¿a quién? ¿Llegará a saberse? ¿Se sabrá jamás vivir y, en primer lugar, se sabrá lo que quiere decir «aprender a vivir»? ¿Y por qué «por fin»?

DERRIDA, J., Espectros de Marx, Trotta, Madrid, 2003, p.11.


El Estado contemporáneo ya no es capaz de prometer el Estado social, y sus políticos ya no repiten la promesa. Antes bien, sus políticas auguran una vida todavía más precaria y plagada de riesgos, que requiere muchos ejercicios sobre la cuerda floja, al tiempo que torna casi imposibles los proyectos vitales. Apelan a los electores para que sean «más flexibles» (o sea, para que se preparen para las cotas aún mayores de inseguridad que están por llegar) y para que busquen individualmente sus propias soluciones personales a los problemas socialmente producidos.

BAUMAN, Z., Vidas despercidiadas, Paidós, Barcelona, 2005, p.118-119.


El código que determina nuestra “política de vida” deriva de la praxis de ir de compras. Ir de compras no atañe solamente a la comida, los zapatos, los autos o el mobiliario. La ávida e interminable búsqueda de nuevos y mejores ejemplos y de recetas de vida es otra variedad de salida de compras, y por cierto muy importante a la luz de la enseñanza que nos dice que nuestra felicidad depende de la competencia personal, pero que somos (…) personalmente incompetentes, o no tan competentes como podríamos seerlo si nos esforzáramos más.

BAUMAN, Z., Modernidad líquida, FCE, Buenos Aires, 2002, p.79-80.